Probar del salobreño de tus espumas cuando te vienes en mis arenas...he dormido atado a tu cintura, sea secado mi sudor sobre ti.
pero las embestidas de tu amor son cauces que me llevan al infortunio, a languidecer en tus brazos y eso no me hace bien; no me hace bien porque perdí una vez en un juego, en una ola que me subí y discurrí con ella hasta accidentarme en la soledad. Pero de frente estaré a ti, aunque mi ojos se llenen de arena y la sal me lleve a no poder ver que estaré ciego y que pasare cada día junto a ti como loco adicto al litio.