domingo, 25 de octubre de 2015

Una copa de vino

Se despertó el alba con el deseo de que en un Valle teñido de verde por Dios muriera mi uniforme gris junto a ti y mojado de placer no tuve más que adueñarme de un arete tuyo para asegurar que regreses...y fue la segunda copa que hizo de la espera más corta y desear que un menor de edad se llevará en arrebato a la excusa que me iba impedir seguir viendo lo buena que te pone el tiempo, y tras mi cómplice y un salmón nos unió en un abrazo y llego con él otra copa de vino que hizo de la tarde se hiciera placentera, pero la felicidad en casa del necesitado dura poco y el tiempo se hacía amigo de Amanda y usaba como cómplice una autobus amarillo para tu partida. Pero fui como aquel hombre, felizmente agradecido de que estuvieras de cada momento en roces, en mirada y preguntar hasta tres veces lo mismo con tan solo escucharnos. Me quede con tinta y un arete que me pregunta por su compañero. Así que te esperamos.